sábado, 6 de agosto de 2011

QUMRÁN, MIRAD QUE EL SEÑOR YA LLEGA...

¡Hijos de Israel, cumplid todas estas palabras (…)
cumplid todos (…) el número de sus mandamientos (…)!

(Liturgia de las Lenguas de Fuego, 1Q29, folios 5 al 7)


He de reconocer, no por sabido por las clases de Historia o de Religión, que me ha sorprendido la visita a Qumrán, la sede de los Esenios, al conocer el entorno, un auténtico desierto y un pedregal árido y tórrido porque fuera el escenario de la vida, que se me antoja en unas condiciones de vida muy duras, de una serie de hombres que sólo querían ser aún más fieles a la Palabra de Dios y al estudio.

Mucho se ha debatido sobre los esenios, de los que básicamente los autores están de acuerdo en considerar que se trataba de judíos religiosos, muy devotos y practicantes que, desencantados con la religiosidad oficial del Templo y del sacerdocio oficial casado con el poder, se autoexcluyeron en comunidad en medio del desierto, compartiendo todos sus bienes en común, dedicándose a la oración y al estudio, trabajando principalmente en actividades agrícolas y ganaderas, y que disponían incluso de un fondo económico de sustento y ayuda para las viudas, los huérfanos, los extranjeros y las mujeres casaderas solteras de cierta edad… de la misma manera sus reglas de hospitalidad hicieron que, por ejemplo, nunca rechazaran entre sus puertas a quienes venía huyendo de cualquier tipo de persecución política o religiosa…

Algunos autores se han preguntado acerca de si Juan el Bautista pudo tener algún tipo de contacto con esta comunidad, al compartir los mismos rasgos de austeridad, denuncia profética, anticipo de un bautismo purificador de los pecados o malestar con la situación religiosa de Israel, con todo, el propio Benedicto XVI en su libro “Jesús de Nazaret” afirma que: En cualquier caso, en los manuscritos de Qumrán hay múltiples puntos de contacto con el mensaje cristiano. No puede descartarse que Juan el Bautista viviera un tiempo en esta comunidad y haya recibido en ella, en parte, su formación religiosa(Capítulo I, párrafo 14) aunque lo que sí parece descartado es que Jesucristo perteneciera a la comunidad de los esenios ya que en el Evangelio de Juan (10, 22-23) se dice que Jesucristo, en invierno, subió a Jerusalén para la Fiesta de la Dedicación (o Hanukah) instituida en el calendario judío para conmemorar, en tiempos de los Macabeos, el milagro de la luz de la menorah que no se consumió, y sin embargo los esenios no celebraban esta fiesta, al considerarla ilegal, toda vez que los esenios se escindieron, precisamente, a partir de la victoria de los Macabeos al no compartir el nuevo rumbo religioso de la nación.

La comunidad esenia de Qumrán desapareció definitivamente con la ocupación romana, siendo todas sus instalaciones destruidas y desmanteladas por los romanos hacia el año 68 DC, no sin que antes les diera tiempo a sus moradores a poner a salvo sus textos, dentro de vasijas de barro, en las cuevas cercanas a su emplazamiento… donde fueron encontradas por un beduino en el año 1.945. Desde entonces mucho se ha especulado sobre los famosos manuscritos del Mar Muerto, aunque lo verdaderamente cierto es que casi todos ellos son fragmentos de textos bíblicos del Antiguo Testamento que nos demuestran la fidelidad en las sucesivas copias y ediciones de la Palabra de Dios (algunos fragmentos son de los más antiguos), algunos fragmentos de libros muy citados por los judíos de su época pero que no entraron en el canon de las escrituras (como el Libro de Enoc), algunos documentos propios (calendario, las reglas de la comunidad, alguna liturgia bautismal, reglas para la celebración comunitaria del Shabat) y algunas oraciones propias (algunos Salmos e Himnos inéditos y desconocidos).

A modo de ejemplo, el siguiente texto que, aunque se encuentra muy deteriorado y en estado fragmentario, se encontró en la cueva nº 1, siendo catalogado como 1Q29, que consta de fragmentos de siete folios, en los que se quiere adivinar algún tipo de liturgia o celebración, que los expertos han llamado “De las lenguas de fuego”, en el que pareciera que de alguna manera la comunidad consultaba, discernía, sus asuntos en oración, esperando una respuesta en forma de lenguas de fuego que se habrían de manifestar, y en la que los expertos quieren ver (de ahí el cariño que le tengo a este texto) algún tipo de manifestación del Espíritu Santo para ayudar a la comunidad a discernir según la voluntad del Señor (lo que no debe de extrañarnos ya que el Espíritu Santo es el dinamizador, en el Antiguo Testamento) de la actividad profética y predicadora de los profetas:

Folio 1
(…) en el altar, como el Señor lo hubiese mandado (…) y su Urim. Y la nube (la presencia de Dios) saldrá con él (el sacerdote que dirige el rezo), con las lenguas de fuego. De la izquierda  del altar de piedra, a la izquierda de él, se aparecerá ante la comunidad entera hasta que el sacerdote termina de hablar y después de que la nube se haya levantado (…) Y vosotros os mentendréis (…) hasta que el profeta haya hablado (…) quien aconseja a la rebelión (¿el motivo de la consulta?) (…) el Señor, tu Dios (...)

Folio 2
(…) al lado derecho del altar de piedra el sacerdote hasta que salgan (…) tres lenguas de fuego de la derecha (…) del altar de piedra a partir de (…) y después se vaya hasta (…) y se repartan entre los presentes (…)

Folios 3 y 4
(…) El Señor, tu Dios, (…) Bendito sea el Dios de Israel (…) entre todos ellos. Su nombre (…) y una (…) la abundancia de la fuerza, el honor y temible (…)
Folios 5 al 7
Estas palabras, de acuerdo a todos los (…) y los sacerdotes deberán interpretar su voluntad, todos (…) la comunidad (…) ¡Hijos de Israel, cumplid todas estas palabras (…) cumplid todos (…) el número de sus mandamientos (…)!

Una cosa me queda clara, si los esenios fueron maestros de Juan Bautista y éste, a su vez, es el precursor del Señor, el más grande de los profetas en boca del propio Jesucristo… no cabe duda de que el Espíritu Santo andaba ya soplando sobre las aguas, más bien sobre el desierto, deseando anticipar, proclamar y exultar que el Mesías ya estaba llegando, y sólo la gente en soledad, como la comunidad de los esenios, como Juan Bautista, como el profeta Elías, tienen oídos para escuchar al Señor que llega en esa brisa imperceptible…